lunes, 9 de mayo de 2011

Personajes del Lado Oscuro. Hoy: Lord Ahmadineyad


Tras el éxito galáctico y universal obtenido por la primera entrada de la serie dedicada a los malos de la película, hoy os quiero presentar a otro personaje de esos que dan yuyu, mucho yuyu. Otra historia de cómo el poder seductor del Lado Oscuro puede convertir a un hombre bueno, amante de los niños y de los cervatillos del bosque, en un ser malvado y despiadado con un corazón de hielo. Esa historia que nos ocupa hoy es la de Lord Ahmadineyad.

Hasta los años 80 del siglo pasado, cuando el planeta Persia aún no estaba lleno de ira, los pajarillos trinaban sin parar bellas melodías (All you need is Love, fiu, fiu, fiu...) y las flores crecían hasta en invierno tiñendo el horizonte de miles de colores. El arco iris salía todos los días, aunque no lloviera,  y los aviones surcaban el cielo dejando tras su paso una nube de azúcar glasé, gominolas y jarabe de grosella. Sus habitantes eran muy felices y comían perdices a todas horas. Perdices escabechadas en el desayuno, perdices asadas en el almuerzo y perdices en pepitoria para cenar. Los domingos, como algo especial, las tomaban fritas, que son algo más pesadas de digerir. Los niños y las niñas jugaban en las calles y los coches se apartaban para dejarlos pasar, mientras los conductores les regalaban la mejor de sus sonrisas. Al caminar, la gente se saludaba y se besaba, aunque no se conociera de nada, y en las tiendas todo era gratis. Todo el mundo era guapo y vivía feliz allí.

Pero "ellos" llegaron un día y el cielo se volvió gris y empezó a llover. Me refiero a los miembros de la secta de los ayatolas. Esos barbudos con cara de pocos amigos lo invadieron todo con sus turbantes y sus cantos que nadie entendía y sobre todo con su ira, que todos sabemos que es el camino que lleva al Lado Oscuro. Desde ese momento, aquella se instaló en el planeta Persia. Tanto fue así que los ayatolas decidieron cambiarle el nombre al planeta y llamarlo Irán por la ira. Su líder era un tal Darth Jo Meini, un malo de rompe y rasga, un auténtico lord Sith que atemorizaba a los pobres habitantes solo con aparecer en la tele.

En muy poco tiempo la felicidad de las gentes del planeta pasó a ser un simple y fugaz recuerdo del pasado. Los dientes de los ancianos empezaron a amarillear y a caerse, sus espaldas se encorvaron y les creció la barba... ¡hasta a las ancianas! Los niños lloraban a todas horas y no se atrevían a cruzar las calles porque los conductores ya no se paraban en los semáforos y se saltaban los pasos de peatones riendo a carcajadas. Además, en un rapto de maldad sin precedentes, los miembros de la secta les quitaban los caramelos en cuanto se descuidaban y les pinchaban los globos. Había ayatolas por todas partes que, alfiler en mano, se dedicaban a este cruel menester. El resultado no podía ser más desolador: miles y miles de niños llorando sin consuelo noche y día. Las mamás, impotentes para calmar la creciente desazón de sus pequeños, además, veían cómo sus cuerpos se llenaban de celulitis y les empezaban a crecer pelos en sitios en los que antes no había. A los papás se les caía el de la cabeza y les salía por las orejas y la espalda. Las barrigas hicieron acto de presencia. Y el olor a sobaco y a pies. Y las patas de gallo. Todo era desolación, fealdad, tristeza, aburrimiento.

En este contexto tan poco simpático y glamuroso, crecía nuestro personaje de hoy. Era un joven estudiante de la Fuerza, un entendido en cuestiones de jedis, un caballero llamado Alí Mento. Él no llevaba turbante porque su pelo todavía no había cambiado de ubicación, es decir, aún estaba encima de su cabeza. Tampoco vestía túnica negra porque su barriga no acababa de salir a descubrir mundo, ni sus barbas se habían teñido de blanco y crecido hasta llegar a la altura del ombligo. Pero aún así su aspecto no podía ser de otra manera para los nuevos tiempos que corrían por el planeta: gris y triste. Sin embargo su corazón era grande y su alma pura y cristalina como el agua de la montaña en un domingo de mayo.

Y hete aquí que, un día,  a Alí le sucedió lo que a todos los malos les sucede alguna vez, que se pasó al Lado Oscuro por una mala experiencia personal. En su caso, un trauma de los gordos, un golpe del destino cruel y despiadado. Lo que le ocurrió fue que... ¡se le estropeó la lavadora un viernes por la tarde! Hala, no te digo más, con el fin de semana por delante. Llamó al servicio técnico y, claro, le dijeron que hasta el lunes no podían enviarle a un reparador. Aquello enfureció a Alí de tal manera que se le hincharon las venas del cuello y su voz se volvió grave y de ultratumba. Su pelo empezó a echar humo y le crecieron los colmillos. Es que no es para menos: siempre se rompe la nevera, la lavadora o te empieza a doler una muela cuando está comenzando el fin de semana, con esa costumbre tan poco sensata de no currar el viernes por la tarde.

Convertido ya en un Lord Sith como mandan los cánones, cambió su nombre por el de Lord Ahmadineyad y se puso al frente de la secta de los ayatolas. Lo primero que hizo al tomar el poder absoluto fue prohibir que los viernes por la tarde la gente del planeta Irán tomara las de Villadiego y se fuera al chalé a pasar el finde. Los viernes por la tarde se trabaja, porque lo digo yo, y los chalés se derribarán todos, por si acaso, no sea que a alguien le entre la tentación de escaquearse. Y no contento con consumar su venganza, mandó a los niños a cortarse el pelo al uno, prohibió la música de los Beatles (ya solo se podía escuchar a los Rollings), enjauló a los pajaritos que cantaban y obligó a todo el mundo ponerse un velo... en la cabeza, por supuesto.

Y así continúan en el planeta Irán hasta hoy, sin cambios, sin alegrías y sin cervatillos. En fin...

En la próxima entrega de los personajes del Lado Oscuro os hablaré del General Gadafius y de cómo perdió a sus amigos y ganó, gracias al botox,  la guerra al tiempo... bueno, o eso cree él. Y si no, os dejo una foto para que os forméis una opinión por vosotros mismos.


16 comentarios:

  1. Esto sí que da miedo....!
    Tengo Internet estropeá... y te escribo desde la Estrella del Curro.
    Un besote.

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  2. Quiero decir que volveré con más tiempo, que
    tengo Internet estropeá... y te escribo desde la Estrella del Curro.
    Un besote.

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  3. Si, sin duda todo un personaje del Lado Oscuro... pero las revoluciones estan llegando a lugares como el planeta Persia, gobernados por Siths similares a este... ¿lograran echarle? Ya lo veremos...

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  4. Y eso que no se le acabó el gas mientras se duchaba...

    Sigo aplaudiendo. ;DDDD

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  5. Gran descripción , da miedo , como siga esto así voy a pedir protección para leerte , por que pienso volver ,el lado oscuro no nos vencerá

    Un saludo

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  6. Hola, Kamikaze.

    Tú tranquila. Tómate tu tiempo que no tenemos prisa.

    Buenas, Nerea.

    Lord Ahmadineyad es mucho más listo que los otros líderes de la zona y no creo que lo tumbe una revolución. En el planeta Irán está todo muy bien atado desde que los ayatolas tomaron el poder.
    Vamos, yo creo

    Qué tal, guardián.

    No se le acabó el butano, que a mí me ha pasado, pero lo que le ocurrió también fue espeluznante, pavoroso, trágico. Una tragedia.

    Cómo estás, Caarsa.

    Ve pidiendo la protección que no te vendrá mal. Nunca se sabe lo que te puedes encontrar en la galaxia.

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  7. Y las Stones? Sólo música de los Rollings?, sin stones? es que tampoco hay pilas?

    Pues sí que están a oscuras!

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  8. Y pensar que regularmente llegan seguidores árabes escondidos a mi blog... ¿estarán pensando en ponerme un velo?

    Buenas y oscuras noches, Sr. Skywalker. Me ha gustado su Estrella de la Muerte, muy natural...

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  9. Buenos dias Skywalker, me ha encantado tu entrada (como todas) pero además es que me has rejuvenenido recordandome la letra de un grupo musical, "Siniestro Total" con el que desvariaba hace ya tanto tiempo... Con tu permiso, te la voy a "cantar". Disculpa mis "gallitos"...

    Puedes llevarme al Irán
    y presentarme al Imán
    pasearme por Teherán
    y mandarme al frente de Iraq
    puedes colgarme de los pies
    y fusilarme también
    cortarme las manos sin piedad
    y llevarte a mi chica ye-yé

    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola más...

    Sabes que no soy el Sha
    pero en el nombre de Alá
    te lo pido una vez más
    no me toques la pirola jamás
    en el desierto me verás
    bailando el cha-cha-chá
    soy un enemigo de Alá
    no me gusta la rumba ni el jazz.

    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola más...

    Sólo vine a comprar pan
    a mí todo me sale mal
    sólo vine a comprar pan
    y me enseñasteis el Corán
    en el desierto me verás
    bailando el cha-cha-chá
    soy un enemigo de Alá
    no me gusta la rumba ni el jazz.

    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola
    Ayatollah, no me toques la pirola más...

    ¡Ayatollah, mola!

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  10. Qué hay, Carina.

    Si se es cruel y despiadado, se es. Así que sin Stones, solo Rollings. Ahí, con un par.

    Cómo va eso, Belle.

    Bienvenida a mi Estrella de la Muerte y a mi galaxia entera.

    No te preocupes por tus seguidores árabes, que no todos te quieren poner un velo. El caso de hoy, sí, porque lo han hecho en su planeta, pero hay otros planetas en los que las mujeres lucen lindas y a la vista de todos, lo cual es un derecho de los hombres y una obligación para las "belles femmes". Y al revés también ¿eh?

    Ya sabes el saludo: que la Fuerza te acompañe.

    Ay, Fer, Fer.

    Veo que hoy te has levantado cantarín. Eso está muy bien porque, si es para recordar al gran Copini, bienvenido sea tu espíritu canoro.

    Gracias por la canción, amigo.

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  11. Está claro que las lavadoras siempre se estropean en el momento más inoportuno con consecuencias trágicas para la humanidad... Menos mal que no se le averió también el microondas, porque eso habría creado una super paradoja en el contínuo espacio-tiempo y... vale, vale, no quiero ser agorero...
    Abrazo.

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  12. Saludos, Elvis.

    No eres agorero, has dado en el clavo: las paradojas espacio-temporales empiezan por una chuminada como esa y acaban en un Big Bang o con la extinción de los dinosaurios.
    No hay que tomárselo a guasa, que la cosa es más seria de lo que parece.

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  13. Si los que están en el lado luminoso de la vida y reciben hasta el premio Nóbel de la Paz entran por sus santos cojones en un país ajeno después de haber obtenido la información mediante torturas y le pegan dos tíos a sangre fría a un tío desarmado, por muy morador del lado oscuro que sea (acción jaleada por los escandalizados habituales y demás ramas de la progresía y defensores de todo tipo de derechos), digo yo que los del lado oscuro tendrán que esforzarse duramente para hacerse merecedores de permanecer en ese lado.

    ¿Gadafi en el lado oscuro? Pero si Gadafi siempre fue bueno, si siempre fue nuestro amigo, si hace poco más de un año estuvo de visita por aquí, le hicimos todos la ola y plantó la jaima (o haima, no sé) en palacio. ¿Ahora resulta que es malo? ¿Ahora te ajunto, ahora no te ajunto? Hay que joderse.

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  14. Hola, Impenitente.

    Tú, o no lees los periódicos, o los que lees son del año pasado.

    ¿NO te has enterado todavía que estamos en guerra (nosotros solo no, toda la OTAN), contra el General Gadafius?

    ¿NO te has enterado que apoyamos militarmente con tus impuestos y los míos a unos "rebeldes" que no se sabe de dónde han salido ni quiénes son?

    Las cosas cambian muy deprisa y el que ayer era bueno, hoy es malo... salvo que seas socio prioritario del planeta USA y te llames China, que entonces, por muy en el Lado Oscuro que estés, seguirás estando arriba, muy arriba.

    Y como dijo Confucio: ¡Manda huevos!

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  15. Con el permiso del Sr. Skywalker me voy a bailar la canción de Ayatollah mientras me preparo un bocata de Nocilla, qué merendilla !!

    (jo, Fer, ja já, llevo todo el rato tarareándola, uah !

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  16. Buenas, Chewbacca.

    Permiso concedido, pero luego recógelo todo, incluidas las migas del bocata, que me lo dejáis todo siempre...

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