domingo, 5 de agosto de 2012

Skywalker: me debes una entrada en tu blog

Nunca fui partidario de escribir por encargo. Aunque reconozco que alguna vez me vi obligado a publicar alguna entrada por callar a más de una malvada princesa, nunca me gustó eso de que me dijeran sobre lo que escribir o lo que no. Puedo presumir de que la gran mayoría de las cosas que he ido soltando por aquí ha salido con toda la franqueza y la fuerza de la inspiración. Tal vez es por eso, o mejor dicho, por la falta de esta última (la inspiración, por si os habéis perdido, que igual estáis espesos), por lo que ha habido largas temporadas de sequía en la Galaxia. Pero claro, hay cosas que si las empiezas las tienes que terminar; y si has escrito sobre una dama que ocupaba momentáneamente tu corazón, con más motivo debes hacerlo si estás ahora con la que parece que va a ser la definitiva.

A ver... que no quiero decir nada con esto, que es pronto aún. Hay que aprender de la experiencia y por eso no me atrevo ni a afirmar ni a desmentir nada. Hace poco más de un mes insinué que me habían robado el corazón y luego resultó que no, que me lo devolvieron con el tíquet de regalo y todo. Por eso no me he lanzado hasta ahora a publicar nada acerca de la mujer que está consiguiendo que haga y diga más tonterías de lo normal. ¿Que estamos muy a gusto juntos? Sí, por supuesto. ¿Que es una bella princesa de la Galaxia? Ya te digo, bellísima ¿Que me pongo tontorrón cuando estoy con ella? Mucho, muy tontorrón. Y claro, la susodicha lleva tiempo diciéndome eso de que escriba y cuente lo nuestro, y a ver quién es el guapo que se niega.

Cuando nos conocimos, en un planeta plagado de peces, fue durante el proceso de selección para ocupar un cargo administrativo de poca importancia en mi club de fans. Las pruebas fueron durísimas, pero ella, la dama de nombre exótico, superó con creces al resto de candidatas y se ganó el puesto por méritos propios. Durante unas semanas llevó a cabo todos los cometidos que se le encargaban sin margen para el desaliento. Trabajaba sin mirar el reloj, incansable, eficaz, profesionalmente. Siempre había una sonrisa en su rostro. Sus superiores no tardaron en fijarse en ella y al poco fue llamada para más altos desempeños en la estructura de la empresa. Así fue como fue ascendiendo en el escalafón hasta llegar a ocupar el cargo de presidenta del Club de Fans del Sr. Skywalker (oficial). Con sus nuevos métodos, traídos directamente de las mejores universidades de la Galaxia, la plantilla mejoró en eficacia, los trabajadores eran más happy, compaginaban a la perfección su vida laboral con la personal, las palabras huelga, chungo, feo, mal rollito, etc. fueron sustituidas por otras como chachi piruli, superguay o recreo en el diccionario de la empresa. En poco tiempo se convirtió en un club de fans modélico. Las acciones subían como la espuma, el Nasdaq, el Nikkei, el Ibex 35..., todos querían comer con nosotros en los mejores restaurantes, como el Burguer King Africa o el Kebab Aridá. Nadábamos en oro, glamour y pasteles de dulce de leche. En las últimas semanas se encargaba personalmente ella solita de la siempre compleja agenda del Sr. Skywalker. Gracias a su profesionalidad sin parangón, este nunca faltó a una cita ni se equivocó con un nombre.

Pero el amor es un poderoso ariete que abre las puertas mejor atrancadas y derriba los muros más altos que los seres humanos puedan construir. Y hete aquí que aterrizó en el duro corazón medio mecánico, medio humano del Sr. Skywalker hasta ablandarlo irremediablemente como una vela dentro de un microondas . Desde ese momento fue ascendida a un cargo honorífico donde los haya: el de Premiere Dame del Imperio. El puesto que quedó vacante lo debe ocupar una de las dos vicepresidentas del club de fans, y aún andan peleándose entre ellas para ver cuál de las dos gana. En el momento de escribir esto la encarnizada lucha se encuentra igualada: diez planetas destruidos e incontables bajas por cada bando.

Juntos bautizamos con cava la recién adquirida nave espacial, que es ya el vehículo oficial de la primera dama. Juntos viajamos a lejanos planetas para terminar nadando bajo la luna en lagos con formas sugerentes. Juntos luchamos contra poderosos monstruos -uno de los cuales a punto estuvo de dañar gravemente nuestro nuevo transporte de un zarpazo-, vivimos aventuras contra princesas malvadas con colmillos, bailamos hasta el amanecer, nos deslizamos por rápidas corrientes de agua e hicimos muchas otras tonterías típicas de adolescentes. Vamos, lo normal. Ahora hacemos planes para pasar algunos días juntos este verano aprovechando la cercanía del mar -lo que es un poquito difícil cuando hay pequeños Jedis por el medio-, pero nos lo tenemos merecido, ¡qué leches! Y ya seguiré contando aquí el desenlace de esta historia con banda sonora de Kiko Veneno, pero, de momento, que sepáis que no tenemos ninguna gana de que se acaben las vacaciones. ¿Quién las va a tener?



jueves, 31 de mayo de 2012

El Sr. Skywalker... ¿Enamorado de nuevo?



Mucho se está hablando estos días en toda la Galaxia acerca de un posible romance del Sr. Skywalker con una joven desconocida. Diversas informaciones aún no contrastadas sitúan a la afortunada, incluso, en un planeta concreto con nombre y apellidos (de planeta, claro). En este blog nunca, repito, nunca hemos sido partidarios de dar palio a rumores, dimes, diretes y elucubraciones varias. No es nuestro estilo. Para eso están los blogs rosa como Sálvame de Blog o La Noria Bloguera Cascabelera. Nuestras fuentes son tan fiables como un balance de resultados del Bank y A. Nuestros informadores son de la mejor calidad, serios, veraces y profesionales como el consejo de administración del Bank y A. Todo lo que aquí se publica pasa por una serie de filtros tan rigurosos y exhaustivos como las cuentas del Bank y A. En resumen: no queremos que se nos compare con el Bank y A, joroba. Está claro, ¿no?

No vamos a seguir diciendo desde estas líneas que se trata de la misma señorita misteriosa que acompañó al Sr. Skywalker en una jornada lúdico-festiva días atrás, porque carecemos de información para afirmarlo o desmentirlo. Tampoco diremos que posee una belleza sin parangón como han hecho otros, o que está instruida en los caminos de La Fuerza y otras artes milenarias como hemos llegado a oír por ahí. No, ni mucho menos. Ya hemos comentado que este blog es un medio serio y no se hace eco de ese tipo de chismes. Del mismo modo, no caeremos en el error de afirmar, con el consiguiente riesgo de pegar un patinazo, que se trata de una princesa llegada de un planeta lejano, que es amante del deporte o que una de sus mayores pasiones es la literatura. No lo vamos a hacer y ya está, por mucho que la gente se empeñe.

¿De quién se trata entonces? ¿Quién podrá ser la enigmática dama que tiene el corazón del Sr. Skywalker secuestrado? ¿Será rubia, morena, pelirroja? Lo único que sí podemos afirmar sin temor a equivocarnos es que tiene pelo. Tiene pelo en la cabeza y en ningún sitio más, claro, porque de lo contrario estaríamos hablando del mismísimo Chewbacca, y no es el caso (al menos que se sepa). También podría tener una ocupación relacionada con el mundo de la enseñanza, podría estar separada... Aunque nuestras fuentes se muestran confusas sobre este particular, y es mejor no mojarse, las posibilidades de encontrar una princesa soltera, atractiva y culta a estas edades, y que encima no tenga hijos, son menores que las de encontrar a un consejero del Bank y A honrado y trabajador.

Así pues, como nos vemos navegando en un mar de confusión por culpa de este tema, creemos que es más oportuno y conveniente preservar el buen nombre de este blog, y no seguir abonando el terreno a las habladurías baratas y el comadreo chismoso, más propios de patio de vecinas que de una página seria y referente de información de calidad como es esta, y vamos a dejar de hablar de esta señorita misteriosa. Que lo hagan otros. Nosotros solo añadiremos, para terminar, que el Sr. Skywalker hace y dice muchas tonterías últimamente y eso solo puede deberse a que está enamorado. Chin pon. Esta es la verdad contrastada. Lo demás es intentar engañar al personal propagando rumores y esparciendo información interesada. Más o menos como las cuentas del Bank y A, pero sin costar ni un euro a los contribuyentes.

lunes, 14 de mayo de 2012

El Lado Oscuro de la Princesa Leia


Ahora que hace más de seis meses que incineré los restos de Leia, la que había sido mi compañera durante más de tres lustros y madre de dos de mis pequeños Jedis, Obi Wan y Anakin, ahora que ha pasado ya el tiempo del luto por su muerte, y la primavera pide paso sin miramientos a través de los corazones de la gente, ahora, digo, ha llegado el momento de contar la verdadera historia de una mujer, de una princesa de película que nunca llegó a ser del pueblo como otras, sino la princesa del peor lado que tienen las personas: el Lado Oscuro. Los que tengan miedo a que se les derrumbe un mito, un icono de su juventud, que no sigan leyendo, pues aquí encontrarán sucesos jamás narrados que pondrían los pelos como escarpias al mismísimo Emperador. No me mueven ánimos de venganza, lo juro, pues no ha de haberla contra quien está muerto ya. Lo que me mueve realmente es el deseo de que se sepa la verdad. Solo su memoria puede sufrir en estos momentos el escarnio de saberse descubierta y desnuda delante de toda la Galaxia, y que toda ella sepa realmente quién fue Leia y no la dulcificada imagen que intentaba vendernos a todos.

Leia de joven era una niña formalita y buena estudiante, de las de lazos y trencitas. Quería mucho a sus papás y a sus hermanitos y sacaba muy buenas notas en el colegio. Nunca pisaba las plantas y recogía a todos los pajarillos que encontraba fuera de su nido y desvalidos. Era lo que se dice una buena niña. La cosa empezó a torcerse en su adolescencia, cuando ocurre eso que las mamás llaman empezar a "desarrollar", o sea, a hacerse mujeres. Lo que Leia desarrollaba entonces no eran las curvas de una fémina, sino el cerebro de un terrorífico monstruo. Una máquina letal, eficaz y certera. Donde la naturaleza no puso belleza, el poder del Lado Oscuro puso lo demás. Donde no había amor, floreció la maldad. ¡Y de qué forma!

Se le ocurrió alistarse en el Ejército del Imperio para poder dar rienda suelta a sus instintos asesinos. Una vez entró en combate adquirió fama de implacable con el enemigo. Nunca en todos los años de su carrera militar hizo prisioneros. Nunca. Sus compañeros, con mucha guasa, le llamaban Lavii Tor, que era el nombre de un conocido luchador campeón de la Galaxia, lo que ella aceptaba orgullosa. Lo que Leia no sabía era que en el idioma de los geonosianos, también quiere decir urraca. Con esos méritos militares escaló rápidamente hasta hacerse generala del Imperio, puesto que desempeñó con férrea mano y pie durante algunos años. De esa época son conocidos los escabrosos hechos, nunca antes atribuidos a ella, como la destrucción del planeta Tatouine, donde perecieron millones de almas inocentes en unas décimas de segundo, o el asesinato de toda la familia del Senador Organa, su padre, su familia, con sus propias manos, como venganza por no haberle dejado subir a la noria de su pueblo aquel verano. O como cuando empujó a una ancianita hacia la calle en el momento que más naves pasaban para que la atropellaran, o el conocido suceso del aceite de colza, o el sida, Guantánamo y hasta el electro-latino. Todo fue obra suya. Todo fue fruto de su fría y desequilibrada mente asesina, todo salió de su enfermiza cabecita. En aquellos años años Leia era la mala malísima de la película y estaba encantada.

Tenía dos ayudantes tan malvadas como ella, pero no merece la pena ni que las nombre.

Pero cometió un error: se enamoró. Algún cable se le debió cruzar porque no estaba programada para eso. Todo el poder que le otorgaba el Lado Oscuro de La Fuerza no le sirvió para evitar que un apuesto Jedi conquistase su amor antes de que pudiera reaccionar. El Sr. Skywalker entró en su vida y la maldad salió de su alma casi al mismo tiempo. Se quisieron y tal, pero todo era un espejismo. Leia seguía los pasos de su corazón e intentaba silenciar los de su pérfido cerebro, pero llegó un momento en que no pudo resistir más y la lucha la ganó el mal. Ya no le importó disimular y enseñó su peor lado sin pudor... Pero eso sí, solo en casa. Dentro, la lucha por la supervivencia, el terror en cada rincón, la oscuridad, fuera la sonrisa, las cañas y el jomariquebientequedaeso. Una mujer de cara a unos y un tiranosaurio voraz a otro.

Pero todo tiene un límite. Con gran pesar en su corazón, Skywalker urdió y urdió hasta que consiguió que enviaran a Leia a una misión de destrucción y pillaje en un remoto a la par que inocente planeta. Lo que viene siendo una misión suicida, vamos. Sabedor de que no la volvería a ver con vida jamás, de que sería presa fácil para los habitantes de allí, de que pasaría a formar parte de la dieta de alguno de ellos, pues conocía cómo se las gastaban con las princesas con moñetes, se despidió de ella y se hizo cargo de los niños. Y así fue, efectivamente, como meses después le entregaron su cuerpo crionizado en carbonita. Fue su mejor final posible. Al menos había dado su vida por el bien del Imperio.

Se organizaron fastos y se cortaron calles (cómo no) para rendir tributo a su recuerdo. Se rotularon asteroides con su nombre y hasta se permitió que en nuestro idioma, en su honor, se pueda pronunciar la i latina como consonante (leya), pero solo en su caso, como una excepción. Por eso me sentí tan mal que quise explicar lo que sé de ella para que las generaciones venideras sepan la verdad. Que cuando nuestros nietos abran sus libros de texto vean solo luz y claridad, no más mentiras. Ya no más mentiras. Ya no más terror.

viernes, 6 de abril de 2012

Limpia, fija y da esplendor



A ver, que no me he vuelto un académico ni nada por el estilo, no van por ahí los tiros, es que me parece la expresión que mejor resume mis quehaceres desde que me mudé a la cabaña del bosque junto al lago. No es tampoco  que nunca hubiera dedicado tiempo a la limpieza de mi casa, o ni siquiera que antes tuviera todo manga por hombro y me hubiera dado de repente por ponerme a limpiar, no, es que ahora lo hago yo solo. Todo. Yo solito.

Por si no faltaban enemigos a batir en esta galaxia, ahora han aparecido unos nuevos. Se llaman pelusas y atacan por todas partes. Son traidoras y malvadas, pero, sobre todo, lo que son es rastreras. Hay que estar muy atento porque salen de debajo de las camas, de lo oscuro, y se pasean agazapadas por el pasillo. Y crecen. Crecen muy deprisa. A veces he necesitado usar mi  espada láser para trocearlas y llevarlas a la basura, dado el tamaño que habían alcanzado. He buscado en internet por si había solución sin éxito ninguno. Nadie parece saber de dónde salen y por qué eligen una casa y otra no. Porque hay gente a la que no le ocurre, según tengo entendido. Pero no nos perdamos. Lo que he visto es que hay opiniones para todos los gustos; algunos afirman incluso que se producen por electricidad estática. Para ello usan el símil del ámbar y los trocitos de papel por todos conocido. Creen que al frotarse contra el suelo, las partículas de polvo se cargan de electricidad y atraen a otras partículas. Por eso cuando hay corrientes de aire se mueven más y se atraen más. Pero yo creo que no. ¡Sssshhh! Yo creo que son seres inteligentes y actúan movidos por un poderoso instinto de venganza hacia el ser humano.

Efectivamente, esto es el campo (el medio rural que queda más fino). Aquí había animales y plantas ya antes de que al hombre de Atapuerca le diera por atar nada. Nosotros hemos llegado después y los hemos desalojado para instalarnos. Los pajaritos que crían a sus polluelos en los árboles; árboles donde también viven las ardillas; ardillas que se alimentan de sus frutos; frutos que al madurar y caer al suelo sirven de abono a otras plantas; plantas que buscan cobijo a la sombra de los árboles; árboles que... ah, no, esa ya la he dicho. Bueno, a lo que íbamos, el caso es que se vengan de nosotros. Buscan echarnos y recuperar lo que un día fue su hábitat. ¿Cómo? Pues de muchas formas, por ejemplo, con las pelusas. Pero también los pájaros cuando hacen sus cacas en mi ropa tendida, las hormigas cuando se meten en mi azucarero, las polillas que se comen mis capas, las avispas que te pican, las que no, pero te asustan, joder, las moscas cojoneras, etc, etc, etc. ¿Es o no es una venganza orquestada en toda regla? Por no hablar del polen de los pinos, ese polvillo verde y fino, tan fino filipino, que se mete hasta por las rendijas de las ventanas los días de viento, pintando sobre los muebles un velo de verdor primaveral y en las narices de los alérgicos un bonito rojo moqueante.

Y es que hay que luchar contra todos estos nuevos enemigos con tesón y con regularidad, porque de no hacerlo, se multiplican y llaman a sus familiares contándoles lo bien que se vive, que hay sitio para todos, que se cobra paro, y antes de que te des cuenta las pelusas te miran a los ojos y te perdonan la vida. Por eso yo les planto batalla siempre que puedo y cuando me dejan tiempo las otras actividades diarias como trabajar, cocinar, estudiar con los niños, planchar, etc. Vamos, que no es mucho, ya lo sé, pero esa es la actitud. Lo que importa es la intención. Ayudas hay muchas hoy en día, incluso hay un robot que lo dejas y barre él solo la casa, como un R2-D2 en pequeñito, pero resulta insuficiente cuando las pelusas son más grandes que el pobre robot y cuando lo ven se lo comen en un pis pas. Nada como una aspiradora láser para acabar con ellas. Su solo sonido las aterra y huyen despavoridas al bosque a reunirse con sus aliados y maquinar la nueva forma de venganza contra el invasor. Ganas una batalla, sí, pero no la guerra. Es cuestión de tiempo que nos echen de aquí y recuperen lo que les pertenece. Ideas malvadas no les van a faltar para alcanzar su objetivo. Mientras tanto, los Skywalker viviremos en el bosque de prestado hasta que lo consigan. Ojalá tarden muchos años, oye, que se está muy bien aquí.


jueves, 9 de febrero de 2012

El mejor amigo del Jedi


Como ya sabréis, hace unas semanas que me mudé a vivir a una choza junto al lago en el bosque de la Luna de Endor. Como dice mi amigo Pau, es como la tierra de la gran Cesaria Evora: verde y azul. Al principio echaba de menos las comodidades de la Estrella de La Muerte, por aquello de la soledad, del frío y del espacio reducido, pero te acabas acostumbrando. Y cuando lo haces encuentras más ventajas que inconvenientes. Así es el ser humano: el único animal capaz de justificarlo todo. ¡Viva la automotivación, piedra angular de la supervivencia! Aquí se respira oxígeno del bueno, no se escuchan más que los trinos de los pájaros, se vive tranquilo y se descansa como dios. Se puede pasear entre pinos nada más salir de casa. Aunque parezca mentira,  estoy a 15 minutos del centro del planeta Che, por si necesito algo o para ir al planeta K-Refour a hacer la compra de la semana (mucho más cerca que muchos barrios de la ciudad). Además hay autobús cada hora en invierno y cada media en verano, hay farmacia, restaurante, kiosco de prensa y hasta una boutique. Cuando llega el frío huele a leña, a pueblo, ves a las garzas y a los patos de cuello verde volar en grupos con esas formaciones militares tan bien calculadas; ves a los tordos,  a las fochas, a los pequeños martines pescadores. En primavera todo se cubre de flores, de olor a pino fresco, de pardillos, de jilgueros, de alegría, de sol. En verano tienes el mar al lado (bueno, lo tienes todo el año, que también tiene su encanto en invierno, pero vas menos) con una playa tranquila y muy familiar, con unas dunas muy cuidadas y llenas de plantas... de plantas de dunas. El otoño es templado e ideal para estar todo el día fuera de casa; el sol no quema y siempre puedes buscar la sombra húmeda de los árboles. Los críos juegan al fútbol, van en bici sin peligro, se suben a los árboles, vamos, que están en su salsa y encantados. Muy poético todo, sí.

Hasta aquí lo bueno, lo positivo. El problema llega cuando se van los pequeños Jedis con sus mamás y te quedas solo un fin de semana entero. Hay que ser fuerte mentalmente -como un auténtico Caballero Jedi- para soportarlo. Lees, paseas, corres, escribes en el blog, escuchas música... Pero vaya ¡Qué solo está uno cuando está solo! Así que he pensado hacerme con un perro. Lo he pensado yo solo, sí, pero cuando lo insinué a los peques, su respuesta fue: ¡¡¡Siiiiiiiiiii!!! ¡¡¡¡Por favor, por favor, por favor, por favoooor!!! ¡¡¡Vengaaaaaaaa!!! ¡¡¡Queremos un perritoooooo!!!! ¡¡¡Vaaaaa!!!!

De modo que, ante tal consenso de entusiasmos incontenidos que me dieron el empujoncito que me faltaba, he decidido dar el paso y ya estoy mirando razas que se adapten a la vida forestal en la terraza de una choza coqueta (no olvidemos que es sinónimo de pequeña), a pasar veranos al tórrido sol mediterráneo e inviernos húmedos con grandes cambios de temperatura. A los mosquitos tigre tamaño XXL del lago , con sus picaduras XXL, y a las avispas alfareras, tan pesadas y tan cojoneras cuando vuelan a baja altura. A los perros y a los niños de los vecinos, a los gatos que pululan por ahí y vienen a hacer sus necesidades felinas a mi terraza, a los días en soledad mientras un servidor está por ahí trabajando y no llega hasta caída la noche, etc, etc, etc. He de decir que todo esto no lo había mencionado antes porque se trataba de glosar las bondades de la vida en el bosque y no era oportuno, pero la verdad resplandece siempre y te golpea en la cara cuando menos te lo esperas, como ahora, por ejemplo.

Tengo que decir que la vida con perros no es nueva para mí. En casa de mis padres, los Sres. Skywalker, simple hubo canes, y mis recuerdos de la infancia van siempre unidos a uno, o mejor dicho, a una. Siempre fuimos partidarios de las hembras. Dicen que son más hogareñas, más amigas de los niños, más fieles, más tranquilas, etc. Vamos, que no necesitaré apuntarme a foros en la red para que me digan cómo se hace para enseñarles a hacer sus necesidades en la calle, o cuántas veces hay que sacarlos al día, etc, como he llegado a ver en internet estos días.

En próximas entregas iré contando el progreso de mi próxima adopción perruna, pero, mientras tanto, se aceptan sugerencias.

Y para ir haciendo boca, os dejo un vídeo que he encontrado por ahí y que va de perros, como era lo lógico por el tema de la entrada.


lunes, 30 de enero de 2012

El Señor Skywalker: Episodio II



Ha pasado mucho, mucho tiempo desde la última vez que publiqué algo en este blog. Han pasado muchas, muchas cosas desde entonces, demasiadas. Y algunas me han dejado una profunda huella que tardará en desvanecerse, si es que alguna vez lo hace. En esta vida hay cosas que ocurren sin más, sin que podamos hacer nada por detener su paso frente a nuestros ojos. Muchas veces somos meros espectadores de un plano secuencia, de un desfile de personas que, lo mismo que aparecen junto a nosotros, llega el día en que desaparecen. Se van sin más, se caen por un precipicio del que ya nunca volverán a asomar la cabeza para que las podamos ver o hablar con ellas. Sencillamente ya  nunca más estarán aquí. Tal vez estén en otro lado, en otra galaxia lejana, junto a otras personas que las vean llegar por primera vez y no sean conscientes de que un día, el día menos pensado, también partirán y no las volverán a ver, a escuchar, a tocar. Nunca. Jamás.

Y así se escribe la Historia, nuestra historia. Es la vida y hay que tomarla como es: un proceso de oxidación con fecha de caducidad. No querer verlo es peor, supone tener por unos momentos la sensación de que revelándote contra ella podrás vencerla, creer que puedes ser más fuerte que la vida misma, ilusionarte con la posibilidad de detener su curso. Pero la vida, como los ríos (que diría el poeta), no se detiene hasta que no llega al mar. Caiga quien caiga, arrastre lo que arrastre, te pongas como te pongas, patalees lo que patalees. Ella siempre gana.

Otra cosa muy distinta es la capacidad de recuperación de cada uno. Ante un mismo golpe, sobrevive quien antes se levanta y sigue caminado. El fuerte continúa, el débil cae y lo arrastra la corriente. Yo prefiero ser de los primeros y mirar al futuro con ilusión. Lo mejor está por venir.

¿A santo de qué viene todo esto? Os lo estaréis imaginado, amigos: La princesa Leia ha muerto. Sí, ha muerto.

Per no se trata de una muerte biológica como cuando se te muere un hámster o una planta, no, no vayáis a pensar mal. Los personajes como Leia solo se mueren en la imaginación del espectador. Utilizan unos trucos muy viejos del cine, como la salsa de tomate o el dejarse caer hacia atrás en un colchón. Ahora, en la era de los efectos digitales, se usas otras técnicas, pero el resultado es el mismo: que parezca que el actor tiene una muerte dramática y dolorosa cuando, en realidad, está bien vivito y coleando. Así que no os creáis todo lo que os ponen delante de los ojos, porque la realidad siempre es lo que está detrás de lo que vemos, y lo que vemos siempre es un producto de nuestro cerebro y no al revés. Lo que realmente importa de todo lo que os he contado es que ya no la volveremos a ver por aquí, pero como en todas las sagas, ya aparecerá otro personaje que la sustituya. Seguro que sí.

De modo que a partir de ahora empieza mi vida sin la princesa Leia. Me he tenido que mudar a otro planeta, ya no vivo en la Estrella de la Muerte. Ahora tengo un refugio en la luna de Endor muy cuco (que es un eufemismo de pequeño, vamos a ver si nos entendemos) en un paraje boscoso. Tiene sus contras y sus pros, como todo en la vida, pero por lo menos me sirve para descansar mis molidos huesos tras las jornadas agotadoras batallando por ahí. Ya os iré contando cómo es en sucesivas entradas de este blog.

El Sr. Skywalker cabalga solo. Bueno... solo, lo que se dice solo no es cierto. Mis pequeños Jedis Luke, Obi-Wan y Anakin están ahí conmigo dando guerra, presentando batalla y dispuestos a perpetuar el apellido Skywalker durante mucho, mucho tiempo. ¡Temblad, tropas rebeldes! Os espera un combate duro contra los nuestros. La guerra no ha terminado, solo han cambiado un poco los contendientes.

¡Que la fuerza os acompañe!

viernes, 1 de julio de 2011

La vida de los otros



Recientemente he leído en un blog un suceso que me ha dejado pensativo. Tanto es así, que estuve dándole vueltas a la cabeza -no como la niña del Exorcista, pero casi-  durante un minuto o dos. Pensar más de un par de minutos en la misma cosa nos convierte en obsesos y en clientes de psicólogo y no es plan, que luego te inflan a pastillas. Bueno, lo que importa es que me pareció lo suficientemente grave para escribir sobre ello y aquí estoy. Fue más o menos así:

Hace unos dos meses, un señor compra una tarjeta de memoria de 1 Gb para su cámara digital en unos grandes almacenes que no voy a nombrar para no hacerles propaganda. Encima tienen un nombre grandilocuente: Hiper Kor o algo así. Al pagarla, se fija en que la tarjeta viene en su blister perfectamente sellado de fábrica y es, además, de una marca conocida por su calidad, y no precisamente por ser de las baratas. Sellar un envase de esos solo es posible hacerlo en su fábrica, os lo aseguro yo. Hasta aquí, todo normal. Lo bueno viene cuando, al llegar a su casa, introduce la tarjeta en la cámara y, por aquel instinto tonto del ser humano que tantos disgustos ha traído a la galaxia, le da al botón de visualizar. ¡Tachaaan! Aparecen, nada más y nada menos, que 125 fotos de una familia celebrando las Navidades... ¡pero las del 2005!

El señor en cuestión vuelve a los almacenes a reclamar y a protestar por el hallazgo, no sin antes soñar con una indemnización multimillonaria al estilo de las de los tribunales norteamericanos, o en su defecto, en una tele de plasma como compensación. Qué menos ¿no? Los empleados le reciben con toda la suspicacia del sistema solar y algo más. "Eso es imposible"; "venía sellada de fábrica"; "aquí no se aceptan devoluciones de bla, bla ,bla que no estén formateadas", y demás excusas típicas de manual de ventanilla de atención al cliente. El señor queda con los empleados en que, cuando reciban explicaciones del fabricante de la tarjeta, le avisarán. Lo hacen pasado un tiempo, pero no resultan muy convincentes que digamos, así que el comprador de un artículo vendido como nuevo, pero que no lo era, cuenta lo sucedido en su blog con foto y todo.

Lo gracioso, o mejor dicho, lo inventado de esta historia, viene cuando el propietario de una de las caras que aparecen fotografiadas se reconoce a sí mismo en la foto que ilustra el blog, se pone en contacto con el blogero y este retira dicha fotografía. Y yo me pregunto: ¿Cómo se identifica? ¿Le manda una foto actual de su careto? ¿Le ofrece detalles de las personas y las cosas que aparecen en las fotos? ¿Todo el que devuelve una tarjeta de memoria sin formatear anda de blog en blog para ver si alguien publica sus fotos? ¿Si te pasara a ti, renunciarías a una tele de plasma? ¿Tú devuelves tarjetas usadas para que cuelen como nuevas?

¡Buff! Demasiadas preguntas. Voy a echarme una siestecita a ver si pienso en otra cosa. Pero no más de dos minutos, que odio las pastillas.